A., de visita, cuenta una historia ajena:
Una mujer de casi 50 años, con la infelicidad a flor de piel. Un marido y algunos hijos. Cuatro. Una ilusión. Una canción. Una cocina. La herida que atraviesa de parte a parte el cuerpo. Su cuerpo. Un muro de silencio, la frágil trama de su vida.
1 comentario:
Amar la trama más que el descenlace.
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