Hay pocos momentos en la vida en los que es mejor no pensar. Son paréntesis necesarios en donde dejamos que pasen otras cosas.
El asunto es que hay formas y formas de no pensar.
De esto veníamos hablando hoy con mi analista.
Por alguna extraña jugada de mi inconciente, camino a casa pasé por un local y compré una remera. En ese momento me pareció preciosa. Única, original e inigualable.
Y después… después me di cuenta.
El asunto es que hay formas y formas de no pensar.
De esto veníamos hablando hoy con mi analista.
Por alguna extraña jugada de mi inconciente, camino a casa pasé por un local y compré una remera. En ese momento me pareció preciosa. Única, original e inigualable.
Y después… después me di cuenta.