por Arianne Sodero Calvet







lunes, 31 de diciembre de 2012

vuelo de cabotaje


“Y… te casaste ya?” : con estas palabras una monja indaga mi vida sexual, sentimental y amorosa  en el trayecto de ciento veinte minutos que, por casualidad, compartimos. Para el deleite de mi corazoncito formateado por Freud y Lacan, la monja (subrayo,  la monja) continúa: “¡qué aburrida, vamos a rezar por vos para que no se te pase el tren!”.  Feliz año nuevo y gracias, oh energúmeno almidonado, por confirmar mi opinión acerca del gremio religioso.  Pasaron diez años desde que te vi la última vez, en el último acto del colegio. Estas igual. Y algo me dice que vas a seguir idéntica si en diez años más tengo la bendita  suerte de volverte a encontrar.


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