Cuando me presentan a algún desconocido y digo, con la sinceridad que a veces me permito: “no hago nada”, o peor aún: “trabajo en un call center”, siempre aparece alguien que resume mi CV con cierto nerviosismo en el tono de voz. Generalmente su frase comienza con: “bueno, pero trabajó en… estudió tal cosa… además hizo esto, y aquello… bla”.
Como si justificar –con palabras que no incomoden- nuestra existencia ante los demás fuese más importante que pensar en serio los eventuales aprietos en el circuito del deseo.
Como si justificar –con palabras que no incomoden- nuestra existencia ante los demás fuese más importante que pensar en serio los eventuales aprietos en el circuito del deseo.