En mi álbum familiar sobrevivieron muy pocas fotos. Creo que tres o cuatro. Realmente muy pocas.
Una, es el la foto de mi abuelo con Perón. Estaba él con mi abuela en España y preguntaron si lo podían ver. Para su (grandísimo) asombro, les dijeron que si. Mi abuela, milagrosamente, encuadró bien. Fue el último fotograma del último rollo que llevaban encima.
En otra estoy a mis seis años, como ayudante de cocina de mi tía, cortando unas papas. La mirada orgullosa de no se quién, eternizó ese momento (o por lo menos lo hizo llegar hasta el día de hoy).
Otra es esta:
Una, es el la foto de mi abuelo con Perón. Estaba él con mi abuela en España y preguntaron si lo podían ver. Para su (grandísimo) asombro, les dijeron que si. Mi abuela, milagrosamente, encuadró bien. Fue el último fotograma del último rollo que llevaban encima.
En otra estoy a mis seis años, como ayudante de cocina de mi tía, cortando unas papas. La mirada orgullosa de no se quién, eternizó ese momento (o por lo menos lo hizo llegar hasta el día de hoy).
Otra es esta:
Todavía no entiendo como mi prima A. pudo, en un disparo que duró menos de un segundo, comprender toda mi infancia.
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