Si en el intento de conquista, todo falla, solo queda apelar a la técnica que mejor sabe de estas cosas: la que te genera una necesidad que antes no tenías.
La grieta se abre. Rompe la superficie. Invita al ojo espía a (des)creer en la imagen verdadera y a (des)conocer la mentira óptica. La grieta se expande y desteje la trama, recoge las hilachas e hilvana otra posible realidad.
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