por Arianne Sodero Calvet







jueves, 28 de marzo de 2013

Rp./


Desde que los médicos se convirtieron en empleados de la Organización Mundial de la Salud, la práctica de Hipócrates se volvió un tanto crítica: la relación se establece con la papeleta de la obra social, de la ART, de la prepaga, etc.,  y no con el paciente. Así también, la atención de quien le suponemos un saber se posa en las casillas reglamentarias y no en la curiosidad clínica por el cuerpo humano.

Por suerte mi médico de cabecera tiene casi 70 años y me vive recetando placebos; previo riguroso examen con el estetoscopio, la linternita, y una indagación exhaustiva que le lleva mas o menos cincuenta minutos.

Si, el tipo la tiene clarísima.




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